Ser adolescente no es fácil. La adolescencia está llena de crecimiento físico y emocional. Descubrir tu identidad es un proceso, y los adolescentes están pasando de la infancia a la edad adulta. Puede que en un momento quieran que les cuides y al siguiente te aparten. Como padre, tu trabajo es estar ahí para tu hijo, lo necesite como lo necesite, aunque eso signifique dar un paso atrás. Probablemente hayas oído hablar del término “padre helicóptero” Se refiere a cuando los padres microgestionan todos sus movimientos. Si eres así con un adolescente, lo alejarás de ti. Uno de los mejores regalos que puede hacerle a su hijo adolescente es la libertad y el espacio para descubrir quién es.
A veces es difícil saber qué hacer o decir cuando tu hijo adolescente se está “portando mal” Puede que esté pasando un mal momento en el colegio. Tal vez esté descubriendo su sexualidad y se sienta confuso o enfadado por ello. No hay una forma correcta de abordar una situación con tu hijo adolescente, pero hay cosas que puedes hacer para evitar las conjeturas. Una cosa que puede funcionar es dejar que tu hijo tome la iniciativa. Como padre, es tentador querer guiar al adolescente, ayudarle o tomar el control de una situación difícil. Puede que quiera salvar a su hijo del dolor que está experimentando. En última instancia, eso no le ayudará a crecer. Lo que puede hacer es capacitar a su hijo para que tome decisiones con conocimiento de causa. Un ejemplo: supongamos que su hijo adolescente tiene problemas de pareja. Se da cuenta de que está enfadado después de hablar por teléfono con su novio o novia. Es tentador querer lanzarse a salvarlos, pero en lugar de eso, puedes decirles: “Estoy aquí si quieres hablar” No hace falta que te ciernes sobre ellos y esperes su respuesta. Basta con decir esas palabras en voz alta para que su hijo sepa que le importa. Si su hijo quiere hablar con tú sobre su dolor emocional, ve que la puerta está abierta. Pero tú no le está imponiendo su apoyo.
Ya sea niño, adolescente o adulto, todo el mundo quiere que se respeten sus intereses. Si a tu hijo adolescente le gusta el teatro, por ejemplo, es fundamental que lo respetes. Muestra interés por lo que es importante para ellos y refuerza que te preocupas por lo que importa en sus vidas. Si su hijo participa en una obra de teatro, vaya a verla. Si a su hijo le gusta la música, háblele de ello. Puede que los adolescentes no quieran estar mucho con sus padres, pero eso no significa que su opinión no sea necesaria. Su validación y aliento significan mucho. Recuerda reforzar positivamente sus aficiones y sueños. Si tu hijo se acerca a ti y te dice que tiene una meta o un sueño, escúchale. Quizá quiera ser psicólogo o un actor famoso algún día. Quizá le interese la ingeniería. Cada persona tiene intereses individuales que son importantes para ella, y tu hijo adolescente no es diferente. Parte de aprender lo que es importante para ellos es tener el espacio para explorarlo. Necesitan pasar tiempo solos o con compañeros que tengan intereses similares. Pueden reagruparse y contarte sus descubrimientos, pero deben tener libertad para descubrir lo que les importa.
Los adolescentes hablarán cuando tengan algo que decir y quieran dejarte participar. Si su hijo adolescente le dice: “No quiero hablar ahora”, no se lo tome como algo personal. Sí, puede que esté intentando separarse de tú. Pero su hijo también está intentando formular ideas, aprender sobre sí mismo a través de la introspección y pasando tiempo a solas. Piensa en el valor del tiempo a solas para los adultos. Cuando pasas tiempo a solas, puedes ordenar tus pensamientos, considerar otras perspectivas además de la tuya y averiguar cómo te sientes. Para los adolescentes, todavía están en proceso de autodescubrimiento, y el tiempo a solas es crucial para ello. Además de estar a solas, puede ser beneficioso para ellos acudir a un terapeuta. Puede ser difícil para un adolescente hablar contigo porque está intentando descubrir quién es sin ti. Pero hablar con un profesional de la salud mental puede ser muy valioso; especialmente con uno que tenga experiencia trabajando con adultos jóvenes. Si te preocupa lo que le ocurre a tu hijo, parece deprimido, crónicamente ansioso, se autolesiona o tiene cualquier otro problema de salud mental, es buena idea consultar a un terapeuta.
Cuando tu hijo decida hablar contigo, escúchale. Antes de hacerle comentarios, consejos o preguntas, escucha lo que tiene que decir. Tómate un momento para interiorizar lo que te están diciendo. A muchos adolescentes les cuesta entender su voz interior, y la sociedad intenta silenciarla. Los profesores, los orientadores o los compañeros les dicen lo que tienen que hacer. Si tu hijo te habla, es que confía en ti. Sus palabras importan, y tú puedes decírselo. Antes de dar tu opinión, valida sus sentimientos. Los adolescentes están llenos de emociones complejas. Para ordenar esos sentimientos, los expresan en voz alta. Si tu hijo te cuenta lo que le pasa, hazle saber que lo oyes y que sus sentimientos son reales. El simple hecho de hacer saber a cualquier ser humano que sus emociones importan es poderoso. Tu hijo confiará cada vez más en ti cuando hagas eso.
Creciste en una época distinta a la de tu hijo. Aunque te sientas identificado con lo que está viviendo o con lo que comparte contigo, es una persona única. Cuando un adolescente está descubriendo su identidad, no quiere compararse contigo. Si hay alguna historia que te parezca relevante para compartir, puedes hacerlo. Pero recuerda que es una persona diferente a ti. Su identidad está en un estado frágil, y no necesitan que les digas que son “como tú” Sin embargo, si tu hijo adolescente está experimentando un problema de salud mental, como la depresión, y te pregunta: “¿alguna vez te has sentido así?”, está bien que le reveles tu experiencia al respecto. Puede que se sientan menos solos después de que les cuentes tu experiencia.
Es esencial dar espacio a tu hijo adolescente, pero recuerda que tu papel es el de padre. Eres una fuerza que guía su vida y estarás a su lado tanto en los momentos felices como en los difíciles. A veces, “estar ahí” significa no estar presente. Dar espacio a un adolescente no significa abandonarle.
Puedes quererle desde la distancia permitiéndole que se encuentre a sí mismo. Su hijo superará estos años difíciles con su amor y apoyo, tanto de cerca como de lejos.
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