¿Cuántas veces has oído a alguien decir “cuando las cosas vuelvan a la normalidad”? Más de un año desde que comenzó la pandemia, tras la proliferación de la variante Delta y las nuevas restricciones… Estas palabras parecen más una plegaria que una promesa.
Para gestionar tu frustración en tiempos continuamente inciertos, cultiva la resiliencia practicando la paciencia… con pasos tangibles, a continuación.
El tiempo transcurrido desde 2020 ha sido difícil para mucha gente; de eso no hay duda. La pandemia, las elecciones y muchos otros acontecimientos han supuesto una carga tremenda para nuestra salud mental y física.
Lo que empezó como unas semanas turbulentas lejos del trabajo y de la escuela se ha convertido en un año de aislamiento en casa. Algunos han llamado a esta experiencia “vivir en el trabajo“. Nuestras únicas diversiones han sido Zooms con gente gritando en la otra habitación, paseos cortos enmascarados y jugar a juegos con amigos en línea para intentar sentirnos conectados.
Después de tantos meses, era fácil insensibilizarse y cansarse, buscando algún final a la vista. Muchos de nosotros utilizamos el nuevo año, 2021, como ancla para seguir adelante. El final de 2020 señalaba un nuevo comienzo y la posibilidad de “volver a la normalidad”. Pero incluso a mitad de 2021, nuestras esperanzas se han desvanecido, o al menos se han pospuesto.
A medida que nuestra paciencia se agota, empezamos a preguntarnos más seriamente: “¿Cuándo volverá todo realmente a la normalidad?”.
La verdadera respuesta es que nadie lo sabe con certeza, y esa respuesta en sí misma provoca frustración. Con tanto énfasis puesto en el propio año 2020, era fácil imaginar que una vez finalizado el año, también lo harían los problemas. Sin embargo, la decepcionante realidad es que la pandemia parece haber llegado para quedarse: la variante Delta hace estragos, y aún hay más variantes nuevas que amenazan con surgir.
Entonces, ¿cómo podemos gestionar nuestra frustración ante la decepción y la lucha constantes? En estos tiempos, practicar la paciencia puede hacernos la vida un poco más fácil, a nosotros y a los que nos rodean.
La gente siempre dice que la paciencia es una virtud, y luego te deja a ti la tarea de averiguar cómo encontrarla. Aquí tienes algunas formas de intentar practicar la paciencia:
Una de las partes más difíciles de ser paciente es aceptar las cosas que no puedes cambiar. No puedes controlar cuándo las cosas vuelven a la normalidad, fuera de tus propias precauciones de seguridad.
Luchar constantemente contra las circunstancias puede hacer que la realidad sea aún más difícil. En estos casos, la aceptación es tu única herramienta para encontrar alivio. Esto no significa que esté bien que las cosas sean así, sino que entiendas que algunas cosas están fuera de tu control.
Cuando estamos bajo presión, el autocontrol se vuelve más difícil. Con esta dificultad, nuestros defectos y luchas pueden mostrarse de forma más evidente en nuestra vida diaria. Durante la pandemia, parece que nadie es su mejor yo, y que no estás en el mejor momento para tolerar sus defectos o idiosincrasias. Todo esto es perfectamente comprensible, pero aun así no es lo ideal para ninguno de los implicados.
Cuando empatizas con los problemas de los demás, te vuelves más paciente con sus defectos. Y tú, a tu vez, sientes menos frustración. Esta es la base de la resiliencia.
Comprender que tus compañeros de trabajo, tus profesores o tus profesionales sanitarios están haciendo lo mejor que pueden en una situación determinada puede ayudarte a ganar perspectiva cuando te sientas decepcionado. También puedes utilizar esta mentalidad para reflexionar sobre tus propios defectos, sobre las cosas por las que puedes sentirte frustrado y sobre las reacciones de los demás hacia ti.
¿En qué área de tu vida quieres desarrollar resiliencia mental? Tener un enfoque específico puede ayudar.
¿Te frustran las clases en línea, las reuniones interrumpidas por niños pequeños gritando o la gente que lleva mal la mascarilla en el supermercado?
¿Qué situaciones le dejan más intranquilo? Puede que seas increíblemente paciente con tu mejor amigo, pero que te cueste mantener una actitud positiva con los estudios en línea. Conocer tus desencadenantes puede ayudarte a practicar la paciencia en el área de tu vida que más la necesita. Este es un paso de bebé fácil hacia la construcción de la resiliencia.
Como cualquier otra cosa que practiques, aprender a ser más paciente lleva su tiempo. Si sientes que estás flaqueando, no tengas miedo de pedir ayuda. No pasa nada por expresar tus frustraciones y reflexionar sobre situaciones que han salido “mal”.
Solidarízate con tus amigos y responsabilizaos mutuamente. Los amigos pueden recordarte que respires hondo, ayudarte a fijar pequeños objetivos y estar a tu lado cuando te sientas frustrado. Como alternativa, siempre hay sitios en Internet donde puedes hablar de estas cosas con desconocidos comprensivos.
A pesar de las constantes malas noticias, los planes cancelados y el caos cotidiano, tómate tiempo para celebrar. Las circunstancias pandémicas no significan que no puedas sentir felicidad.
Puede celebrar que ha terminado su proyecto a tiempo, que ha disfrutado de una buena comida o que ha visto una buena película. Animarte a ti mismo y a tus logros -por pequeños que sean- es esencial para mantener la paciencia; celebrar las pequeñas cosas muestra a tu cerebro que las recompensas SÍ llegan con el tiempo.
Dedica tiempo a celebrar tus triunfos para entrenar a tu cerebro a mantener la paciencia en los buenos momentos que se avecinan.
Por último, entiende que la paciencia no te convierte en un pusilánime ante cualquier cosa mala que te ocurra. La paciencia no significa que te acuestes y aceptes toda la negatividad de la vida.
La paciencia es simplemente una forma de trazar un límite entre uno mismo y una mentalidad predeterminada de infelicidad. Esto a veces se denomina “cultivar la resiliencia”. Al practicar la paciencia, puedes dar un paso atrás y ver la situación desde una perspectiva más completa, lo que te ayudará a tomar mejores decisiones y a capear el temporal.
Si ya has probado todos los consejos y trucos para cultivar la paciencia, no estás de suerte. A veces también hay que eliminar de la ecuación hábitos que no ayudan. Aquí tienes algunas consideraciones sobre lo que no debes hacer:
De nuevo, la paciencia no es una forma de forzarte a tener una mentalidad más feliz. La ira y la frustración son emociones válidas que se manifiestan cuando sentimos que nos han hecho daño. Ignorarlas puede provocar una acumulación y explosión de emociones negativas más adelante.
Parte del camino para practicar la paciencia es ser paciente en la práctica. Todo tiene una curva de aprendizaje, y la paciencia puede ser difícil de aprender. Sé amable contigo mismo durante este proceso, y entiende que esto, también, es paciencia.
No es ninguna sorpresa que muchas personas estén luchando por mantener la paciencia durante estos tiempos tumultuosos. Aunque es saludable tomarse descansos en el día a día, no lo es evitarlos a largo plazo. Evitar toda interacción y todos los desencadenantes potenciales como forma de mantener la calma puede hacerte aún más propenso a la impaciencia una vez que inevitablemente tengas que enfrentarte de nuevo al mundo. Por desgracia, la evasión agota la resiliencia.
La idea de practicar la paciencia no es socavar las frustraciones del año pasado, sino animar a abordar el futuro con una mentalidad más fundamentada. Si sientes la necesidad de hablar de tus dificultades, considera la posibilidad de acudir a un grupo de apoyo.
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