Cuando comenzó la vacunación masiva contra el COVID-19, muchos de nosotros empezamos a ver una luz al final del túnel. Celebramos la salida de la pandemia (al menos en EE.UU.) y empezamos a bajar la guardia, sólo un poco.

Algunos de nosotros nunca dejamos de tener miedo. Pero ahora, con la proliferación de la variante Delta, nuevas oleadas interminables de enfermedades y los hospitales de nuevo desbordados, muchos de nosotros nos sentimos abrumados -quizá incluso francamente aterrorizados- de nuevo.

En un momento en que la luz al final del túnel parece encogerse, ¿qué podemos hacer para sobrellevarlo? A veces lo único que se puede hacer es buscar la alegría, cuando y donde sea posible, especialmente en las pequeñas cosas.

Me siento inmune a la alegría. ¿Qué puedo hacer?

No es raro sentirse infeliz cuando todo parece tan mal. Incluso las pequeñas chispas de alegría rebotan en ti.

Puede ayudar ver la infelicidad como una motivación, más que como una maldición. Las emociones negativas que rodean a COVID-19 (miedo, ira, culpa, ansiedad) se producen por una razón. Tener sentimientos negativos nos impulsa a hacer un cambio, a mejorar las cosas o a adaptarnos.

Sin embargo, en el contexto de COVID-19, la mayoría de nosotros hemos hecho todo lo posible para adaptarnos. Nuestro estrés puede llevarnos a aislarnos, enmascararnos o comprobar si tenemos síntomas antes de ir a algún sitio. Nuestros temores pueden hacer que nos acerquemos para apoyar a nuestros seres queridos o a nuestras comunidades. Pero después de estas medidas de precaución, nuestras emociones pueden permanecer comprensiblemente inalteradas.

A veces, después de haber respondido a nuestras emociones negativas, éstas siguen presentes y nos agotan. En estas situaciones, considera que tu cuerpo no siempre necesita acción. La falta de descanso y de tiempo de reflexión también puede perpetuar los malos sentimientos.

Date un respiro

Cuando te sigan doliendo las emociones, incluso después de haber hecho lo posible por mejorar las cosas, recuérdate a ti mismo que debes valorar tus esfuerzos. A menudo sentimos que no hemos hecho lo suficiente, pero algunas situaciones (como COVID-19) están realmente fuera de nuestro control.

Cuando no tenemos poder para cambiar nuestra situación, podemos equilibrar esa falta de poder dándonos un respiro. Por ejemplo, ¡date una siesta! Dale a tu cerebro tiempo para procesar lo que está sucediendo, de forma pasiva, mientras tu conciencia se toma un descanso de la realidad.

https://twitter.com/BethFratesMD/status/1428786510451683331?s=20

Reconocer que lo bueno y lo malo coexisten

Tomarte tiempo para buscar la alegría no significa que ya no te preocupes por COVID-19. Puedes estar preocupado por COVID-19 y encontrar alegría mientras tanto. Recuerda que los buenos sentimientos no anulan tus esfuerzos para hacer frente a tus sentimientos negativos.

A menudo sentimos que las emociones deberían ser mutuamente excluyentes, pero no lo son. Cuando nos abrimos a pensamientos, ideas y sentimientos que a primera vista pueden parecer contradictorios, tendemos a ser más capaces de procesar nuestra polifacética experiencia emocional.

Cómo cultivar la alegría, en primer lugar

Cuando pasan tantas cosas y nos sentimos abrumados al máximo, a menudo sentimos que no tenemos energía para salir y “divertirnos”. Las restricciones de COVID-19 también representan un obstáculo.

Planificar un gran evento o una actividad divertida puede no parecer realista en este momento. Pero, ¿qué actividades divertidas siguen siendo realistas? Tus opciones pueden limitarse a eventos más pequeños, pero a veces el mayor placer puede venir de las cosas más pequeñas.

“La felicidad perfecta es una hermosa puesta de sol, la risita de un nieto, la primera nevada. Son las pequeñas cosas las que hacen felices los momentos, no los grandes acontecimientos. La alegría llega a sorbos, no a tragos”. – Sharon Draper

A menudo nos centramos tanto en lo importante que nos olvidamos de disfrutar de los detalles. Aunque parezca sorprendente, para cultivar la alegría no hace falta cambiar nada en la vida. Encontrar la alegría empieza por prestar un poco más de atención a lo que ya está ocurriendo a tu alrededor y dentro de ti.

A continuación, encontrarás algunas sugerencias sobre cómo cultivar estas pequeñas alegrías durante cada oleada sucesiva de la pandemia.

https://twitter.com/juliashiplett/status/1425938822806790150?s=20

1. No dejes que tu rutina se convierta en rutina

Muchas de nuestras vidas se vuelven tan rutinarias que nos olvidamos de experimentarlas realmente. Si has oído hablar del mindfulness, puede que reconozcas la idea de que a menudo podemos disfrutar mejor de la vida simplemente siendo más conscientes de ella.

¿Con qué frecuencia, después de hacer la colada, aprietas la pila de ropa limpia y disfrutas del calor? ¿Con qué frecuencia pones música mientras trabajas y disfrutas de cómo te hace mover los pies? ¿Con qué frecuencia saboreas la comida y no sólo te la comes?

Otras pequeñas alegrías son

  • Mirar por la ventana
  • Decirle a alguien que le quieres
  • Bailar o cantar
  • Probar algo nuevo
  • Leer algo divertido en Internet
  • Saltar en un charco
  • Y muchas más…

2. Piensa como un niño

Para encontrar las pequeñas cosas que tienen más sentido para ti, recuerda lo que te gustaba cuando eras niño. Los niños son expertos en alegría. Presta atención la próxima vez que veas la cara de un niño estallar en una enorme sonrisa por un caramelo o unas palabras de elogio. Cuando eres niño, las pequeñas cosas son todo lo que conoces, lo que hace que sea mucho más fácil apreciarlas.

Y, si alguna vez has visto a un niño pasar directamente de llorar a lágrima viva a reírse con un amigo en cuestión de segundos, puede que entiendas lo que significa permitirte sentirte feliz aunque también te sientas triste.

3. Encuentra pequeñas alegrías únicas para ti

Cuando eras niño, ¿qué pequeñas cosas te encantaban? ¿Te gustaba saltar en los charcos? ¿Girar en círculos hasta marearte? ¿Escribir cuentos y poemas tontos? ¿Comer helado antes de cenar?

vía

Aunque ya no seas un niño, sigues siendo la misma persona. No te prives de tus primeras alegrías. Cuanto más practiques hacer estas pequeñas cosas -experimentar realmente estas pequeñas alegrías-, más fácil te resultará cultivar la alegría en tu vida diaria.

El COVID-19 es una amenaza real, y es normal sentirse ansioso o asustado al respecto. Así que protégete, consulta a tus seres queridos y habla con alguien sobre tus preocupaciones.

Pero no olvides experimentar y sentir también otras cosas.