Una de las cosas más alucinantes de la soledad es que todo el mundo la siente. Es un reto que todo el mundo ha experimentado al menos una vez, como sentir hambre o coger un resfriado común. Entonces, ¿por qué no compartimos nuestras luchas, cuando podría hacernos sentir menos solos?
¿Por qué es tan difícil hablar de la soledad?
Según el censo de VICELAND UK de 2016, la soledad es el principal temor de los jóvenes de hoy en día, por delante de perder la casa o el trabajo.
Parece que a todo el mundo le preocupa la soledad, pero nadie siente que pueda compartir su lucha.
No es que tengamos que señalarlo, pero las redes sociales hacen que parezca que todo el mundo se divierte y sale constantemente. Sentados en casa (como a veces NECESITAMOS hacer), es fácil sentirse excluido y solo.
Como todo el mundo parece lo contrario de solitario, resulta extraño explicar que uno se siente aislado. Y sentir que no puedes compartir lo que sientes te hace sentir aún más solo.
Todos sentimos que no podemos conectar, pero todos necesitamos conectar. Así que parece que tanto el problema como la solución están bastante claros. Tenemos que compartir nuestras luchas. ¿Pero cómo?
Una de las mejores formas de combatir la soledad es compartir tu lucha. Puede que te dé miedo y que seas el primero de tu círculo social en hacerlo. Pero enseguida descubrirás que muchos de tus compañeros están pasando por lo mismo.
Al compartir, abres las líneas de comunicación: la vulnerabilidad es uno de los mejores indicadores de conexión. Y siendo vulnerable en tu soledad, puedes ayudar a otros a sentirse también menos solos.
Puedes empezar por contárselo a un amigo íntimo si te sientes mal. O compartiendo que te sientes solo y pidiendo compañía mientras haces tareas o recados.
O intenta explicar que no te sientes conectado ni siquiera con tus familiares y seres queridos. Te sorprendería saber cuánta gente tiene este sentimiento, y un poco de apoyo de un amigo puede hacer que compartirlo merezca la pena.
Otra forma de compartir tu lucha y sentirte menos solo es acercarte activamente a la gente. A veces sentimos que nadie quiere hablar con nosotros o que estamos haciendo perder el tiempo a los demás. Pero muchos anhelamos hablar y tenemos demasiado miedo para iniciar una conversación.
Cuando compartes tu lucha, el riesgo merece la recompensa.
Es más fácil sentirse solo cuando crees que nadie más lo está. Prueba alguna de estas técnicas para ganar perspectiva y ayudarte a ti mismo a tender la mano.
Cuando te sientas aislado de todo el mundo, prueba a hacer un mapa de conexiones. Empieza por ti mismo en el centro y escribe los nombres que te rodean, trazando una línea que los conecte contigo. Pueden ser amigos, familiares, compañeros de club… pueden ser personas que ves siempre por la calle, ¡o incluso personas que esperas llegar a conocer!
Aunque no hables habitualmente con alguien, tu presencia física en su vida marca al menos alguna diferencia. Y cuando termines de hacer tu mapa de conexiones, puede que te des cuenta de que estás mucho menos solo de lo que pensabas
Imagina que un conocido te invita a comer. Tal vez hace tiempo que no hablas con él o nunca llegasteis a conoceros tan bien.
¿Cómo te sentirías? Probablemente te haría ilusión salir con alguien y te alegraría que pensara en ti.
Intenta recordar que, por muy incómodo que te sientas, tenderle la mano a alguien probablemente será recibido como algo positivo, no como algo neutro o negativo.
Puede que le alegres el día a alguien diciéndole hola de la nada, y tú podrás salir y romper tu soledad. Todos salimos ganando
Piensa en la última vez que ayudaste a un amigo en un momento difícil. Ayudar a un amigo en un momento de necesidad te da fuerzas y refuerza vuestros lazos. Te sentiste feliz de poder ayudar, ¿verdad?
Pues bien, los amigos se ayudan mutuamente. También puede que te sientas más cómodo compartiendo tu lucha con alguien que también ha pasado por eso.
Así que ahora te toca a ti pedir apoyo Ábrete al mismo amigo y puede que te sientas menos solo.
Entendemos perfectamente que es más fácil decirlo que hacerlo, y el estigma que rodea a la soledad puede dificultar el contacto con los demás. Puede que ni siquiera sepas por dónde empezar o cómo reaccionarán los demás.
Prueba a abrirte por primera vez en Supportiv, con compañeros que comparten la misma lucha que tú El anonimato también puede ayudarte a practicar la expresión de tus sentimientos, incluso si tropiezas en el camino.
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