Ninguno de nosotros mantiene las mismas capacidades físicas para siempre. En particular, los que tenemos la suerte de envejecer experimentaremos inevitablemente cambios en nuestra salud. De estos cambios pueden surgir pensamientos o sentimientos incómodos, pero un enfoque proactivo puede reforzar el optimismo.
Entonces, ¿cómo puede encontrar soluciones y mantener la fortaleza emocional ante los cambios de salud? A continuación le ofrecemos una lluvia de consejos prácticos y le indicamos dónde acudir si necesita apoyo.
Es duro no poder hacer lo que antes se hacía con facilidad. He aquí siete formas de perseverar y mantener la fortaleza emocional.
Perder la capacidad física no tiene por qué significar perder la diversión.
Analice la necesidad fundamental que satisfacía a través de las actividades que ya no puede realizar. Tomemos como ejemplo tu deporte favorito: ¿qué te gustaba de él? ¿La adrenalina? ¿Formar parte de un equipo?
¿Cómo puede ofrecérselo de otra manera? Si te gustaba la adrenalina, quizá puedas jugar a un deporte que te dé subidón. Si te ha gustado formar parte de un equipo, puedes empezar a asistir a una reunión o a una clase con otras personas a las que puedes acercarte y con las que puedes socializar.
En general, la adaptación tiene mucho valor. Piensa en un niño que tiene capacidades diferentes y no puede aprender, por ejemplo, a practicar un deporte o atarse los zapatos igual que los demás niños. Es posible que puedan adaptar la actividad para que les resulte más fácil.
Aplícate esta idea a ti mismo. Ya sea probando una actividad que te produzca una sensación similar o participando con apoyos o adaptaciones adicionales, no hay nada de qué avergonzarse.
Si piensas con frecuencia en lo que no eres capaz de hacer, puede que te sientas deprimido. A modo de estímulo combinado con una vía para propósitos palpables, escribe un inventario de lo que eres capaz de hacer. ¿Cuáles son sus capacidades? Aunque es posible que no compartas todas las habilidades a continuación, puedes incluir cosas como:
Junto a estas cosas, escribe las actividades que puedes realizar en función de tus capacidades. Esto podría ser así
Es posible que en el pasado no haya percibido algunas de estas cosas como capacidades. Muchas de nuestras capacidades, como la de hablar, son cosas que la mayoría de las personas con discapacidad dan por sentadas. Pero algunas personas no tienen estas capacidades.
Muchas personas no pueden realizar algunas de las tareas de la lista anterior, así que si hay algo que sabes que puedes hacer, aunque parezca infinitesimal, debes saber que no es nada pequeño.
El reencuadre del pensamiento es un instrumento poderoso, de ahí su uso frecuente por los profesionales de la salud mental. Entre otras cosas, replantear tus pensamientos puede ayudar a la gratitud.
Cuando se sienta deprimido por la reducción de sus necesidades de salud o de apoyo avanzado, cambie el pensamiento por uno de agradecimiento. Por ejemplo, si piensas: “Me siento mal porque mi hijo/cuidador/etc. tiene que ayudarme con esto”, puedes reformularlo con: “Puedo ayudarles de otras formas y que sea justo; permíteme decirles ‘gracias’ hoy” También puedes pensar en lo que agradeces o escribir una lista.
Extensos análisis del cerebro demuestran que la gratitud estimula la felicidad, disminuye los síntomas de depresión y favorece indicadores de salud física, como la calidad del sueño y la presión arterial. Por pequeño que parezca, el agradecimiento realmente marca la diferencia.
Ya hemos hablado de cómo adaptar viejas actividades a su capacidad actual, pero otra cosa que puede hacer es probar algo totalmente nuevo. Piense si hay algo que quiera ver, hacer o conseguir en el futuro.
No te des por vencido. Si está en tu mano intentar algo (o adaptar una actividad para que puedas intentarlo), hazlo. Por ejemplo, toma medidas para aprender un nuevo idioma, hacer yoga ligero, tai chi, ir a un parque de atracciones o probar una forma única de arte.
Eso sí, olvídate de la vergüenza o de cualquier otra cosa que te frene. Nuestro tiempo es finito, y te mereces experiencias alegres.
La actividad social es vital para la fortaleza emocional y la salud en general. ¿Por qué? Las estadísticas y la investigación demuestran que los vínculos sociales saludables están relacionados con una mejor función cognitiva, marcadores de salud física y puntuaciones más bajas de ansiedad, estrés y depresión, por nombrar algunas ventajas. El aislamiento, por el contrario, conlleva abundantes amenazas para la salud.
Esto es cierto tanto para las investigaciones específicas sobre personas mayores como para las personas de otros grupos de edad con problemas de salud. Todos necesitamos relaciones sociales, así que búsquelas siempre que pueda. Reúnete con viejos amigos, conoce a otros nuevos u obtén apoyo en línea o a través de grupos de apoyo presenciales.
Muéstrate de la forma que más te convenga, pero asegúrate de tener cerca a personas que te animen, estimulen tu mente y te den algo que esperar a través de su contacto o compromiso.
Puedes permitir que otros te ayuden y, al mismo tiempo, conservar tu dignidad e independencia. Personas de todas las edades necesitan ayuda y tienen distintas capacidades, y no es nada por lo que debas sentirte mal en ningún caso. Si te sientes atascado o experimentas desafíos emocionales relacionados con la aceptación de servicios de otras personas, la práctica mencionada de replanteamiento del pensamiento podría beneficiarte. También puedes hablar con alguien que se encuentre en una situación similar para que podáis sondearos y consolaros mutuamente.
Si, como muchos de nosotros, prefieres tomar las riendas, puede que te resulte reconfortante y fructífero proteger en la medida de lo posible las habilidades o capacidades que tienes.
Aunque no tengamos pleno control sobre nuestra salud o capacidad, podemos tomar precauciones y adoptar medidas para estar lo mejor posible. A veces, es tan rápido como encender el smartphone; existen aplicaciones pensadas para estimular y proteger la mente, algunas de las cuales son específicas para poblaciones preocupadas por el envejecimiento. Si es posible, también puedes hacer estiramientos o ejercicio físico, aunque sea de baja intensidad, para proteger tu cuerpo.
Al hacerlo, se sentirá seguro de su naturaleza proactiva. Algunas personas descubren que esto también ayuda a la forma en que se sienten a nivel emocional.
Mantener la fortaleza emocional no significa que no puedas sentirte mal. No significa que permanezcas estoico en todo momento.
No sólo tienes derecho a sentir tus sentimientos, sino que, de hecho, es algo por lo que debes animarte. Reconocerlo no es sinónimo de regodearse. Cuando identificas cómo te sientes, puede servirte de trampolín para encontrar respuestas que te permitan realizar mejor tu vida, como modificar una afición anterior, mostrar gratitud por lo que tienes o probar algo totalmente nuevo.
Si necesitas que te escuchen, habla con alguien de tu sistema de apoyo o ponte en contacto con una línea telefónica o una red de apoyo entre iguales que pueda ponerte en contacto con una voz nueva. En cualquier caso, debes saber que estás en buena compañía, que tu capacidad de recuperación es inestimable y que eres la misma persona hábil y capaz que siempre has sido.
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